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jueves, 7 de abril de 2011

El peligro de encumbrar a los adolescentes

Recientemente, el cantante canadiense, Justin Bieber, ha visitado España... Y no ha dejado a nadie indiferente. De manera evidente, las primeras que no permanecieron impasibles a su llegada fueron sus fans que, en ningún caso, superan los 20 años de edad. Haciendo cola en plena calle en noches en las que todavía hay que pensarse mucho dormir a la intemperie, las adolescentes mostraron la paciencia y voluntad que no tienen para sacarse los estudios de la ESO... y mira qué es fácil ahora la Secundaria.

Pasando de puntillas sobre el hecho de que estas niñas pierdan varios días de su vida para ver a un chaval que, aparte de cantar bien, no ha demostrado nada bueno ni malo en su vida... hasta hoy... Dejando a un lado que les pueda resultar atractivo, guapo, 'buenorro', etc. (Para gustos están los colores)... Y obviando que tienen más culpa sus padres que ellas por alentar su fervor acompañándolas y pagando la no barata entrada al concierto en el Palacio de los Deportes de Madrid... o en otro cualquiera donde se produjera... voy, ahora, al grano de los hechos más lamentables que ha acompañado al 'niño del flequillito' en este país.

O bien Justin Bieber no tiene represenante, o, si lo tiene, no merece seguir trabajando. Hay que tener en cuenta que la mediática estrella no deja de tener 17 años y, a esa edad, todos somos un poco estúpidos. Sin que sirva esto para justificarle, es el representante o 'manager' el que tiene que aconsejarle para que no haga el ridículo y para que no provoque conflictos sociales, profesionales o deportivos, como en este caso. Ni corto ni perezoso, viendo el buen día que hacía la soleada tarde del martes en Alcalá de Henares, ciudad en la que se encontraba el hotel donde se alojaba, salió de su habitación con su 'séquito' de amigos íntimos y se acercó a la Ciudad Deportiva de El Val a jugar un partido de fútbol sala. Todos sabemos que Madrid es una comunidad abierta en la que existen aficionados al 'deporte rey' de todos los equipos pero... no es muy lógico enfundarse la elástica del F.C. Barcelona (rival directo del conjunto más seguido en la capital) al aire libre cuando sabes que te van a sacar mil fotos y se van a colgar 100 vídeos del momento en Youtube, AUNQUE NO LLEVASE ESA CAMISETA. El chaval justificó el hecho en rueda de prensa posterior aludiendo a un compañero suyo que iba vestido con los colores del Real Madrid y que jugaba en el equipo contrario. Lo hizo para darle más mordiente al asunto. Claro... muy inteligente, sí. Nadie lo entendió ni aun explicado. Es como si, de repente, un niño prodigio de España con relativo éxito en EE.UU. fuera de promoción a Los Ángeles y, sabiendo la espectación que levanta, se pusiera a echar unas canastas con la camiseta de Chicago Bulls, "para dar emoción a la cosa".

Sin embargo, lo más lamentable de su visita no fue esto, sino lo que hizo con la prensa en la comparecencia de la mañana posterior, a la que se presentó con 45 minutos de retraso (mal hecho pero quizá disculpable si el comportamiento es otro). Pero, lejos de pedir perdón por la tardanza y de posar en el 'photocall' como debe ser y como está acostumbrado a hacer cuando su 'cohorte' de peluqueros le peinan milimétricamente los pelos que tapan completamente su 'frente-imagen de marca', entró haciendo una sandez impropia incluso de su edad y que sonrojaría a cualquiera que pasara de los 12 años. Andando de lado, como un autómata, sin detenerse dos segundos en el mismo lugar y ataviado con una sudadera de capucha que le tapaba la cabeza y cara casi por completo, se introdujo en la sala de prensa donde tampoco osó quitarse el gorro cosido a su jersey.

Imaginamos que el pobre Justin (pobre de espíritu o de poca experiencia porque habría que ver su cuenta corriente) no tuvo tiempo de peinarse para la ocasión y ya sabemos lo importante que es la imagen para un adolescente... pero de ahí a hacer una payasada similar va un mundo. Los compañeros de la prensa gráfica no se quedaron callados y le lanzaron improperios de todo tipo. Algunos de ellos los entiendo, otros los disculpo y ciertos de ellos también merecen denuncia. Al fin y al cabo, es un menor y no es de recibo llamarle "hijo de p...", "gilip...", etc. Eso sí, con "tonto", "payaso", "sinvergüenza" o "maleducado" tienen algo de razón.

En resumen, la culpa la tienen los padres, tanto los de Justin como los de sus fans, pero no por eso tenemos que quitar toda responsabilidad a los adolescentes, que tienen que ir aprendiendo, sobre todo si son lo suficientemente maduros para ser cantantes e independientes, económicamente hablando, a comportarse con su público y con los que no son su público. El respeto a los demás y a su trabajo es la base, no sólo del éxito de un buen profesional, sino también del cariño que pueda recibir una gran persona. Que tome nota el señor Bieber... y otros.

PD: Y para que veáis lo incoherentes que pueden llegar a ser algunas fans, os dejo un vídeo de regalo sobre unos chicos a los que una broma casi les cuesta un disgusto. Porque eran niñas que, si no..., mueren. :P

2 comentarios:

  1. Supongo que no habrás olvidado la bochornosa estampa de unas cuantas madres saltando y gritando ante las cámaras. Es un problema de educación, un atraso cultural. Como el peinado del tal Bieber.

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  2. Claro que no lo olvido, jeje. De hecho, por eso pongo que gran parte de la culpa es de ellos. Si demuestras más infantilismo que tus hijos, lo llevas mal. ;)P

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